lunes, 19 de diciembre de 2011

Hasta pronto!

He aparcado esto para mudarme a:
http://causalidadmascasualidad.blogspot.com/

Saludos.

domingo, 11 de diciembre de 2011


Ayer en el autobús, me fije de casualidad en el chico de delante. 
Movimientos rápidos. Postura intranquila. Aún quedaban varios minutos para llegar a la estación pero parecía impaciente hasta la médula. Eso me llevó a pensar dos cosas. 
La primera fue que sería lo que le tendría así de inquieto. O si simplemente no era capaz de relajarse y mirar el paisaje. Escuchar la música. Pensar en un recuerdo, un ''futurible'', lo que iba a comer ese día o simplemente dejar la mente en blanco. Esto me llevo a la segunda parte. Me llevó a ti. A tu inquietud continua y tus manías incurables.
La incapacidad de mantenerte quieto, disfrutando el momento, con los músculos relajados. Tu manera de mover los dedos, cambiar de postura, levantar la cabeza, bajarla, levantarla, volver a bajarla, tamborilear doscientas veces por minuto los dedos, volver a cambiar la postura. Si hubiese ido unos asientos más por detrás de los que iba hubiese jurado que eras tú.
Lo que no quise es que ese recuerdo me llevase a la tercera parte: recordarte demasiado. 
Así que dejé de observar y el resto del trayecto lo hice en silencio mental con los ojos fijos en ningún punto, allá fuera, al otro lado de mi ventanilla.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Caminos.

Ahora que mi vida ha dado un giro bastante drástico y la mayor parte de mi tiempo la ocupo en tirar kilómetros y kilómetros. Recorrer las mismas carreteras una y otra vez hasta saberme a la perfección las curvas, los baches y las desviaciones y atajos, dedico demasiado tiempo a reflexionar. Digo demasiado porque me gustaría poder parar el cerebro y resetearlo en algún punto. 
Quiero decir que, cuando estás nervioso el estómago te sube y te baja como una montaña rusa, y cuando sientes tristeza parece que algo se te va a salir del pecho y te ahoga, pero cuando el cerebro se satura de información, imágenes y audiciones también pesa. Y duele. Parece que lleves un sombrero de 20 kilos y te costase mantener erguido el cuello.
Pero yo ya estaba avisada, crecer no es divertido muchas veces. Una vez leí en algún sitio que no lloramos por lo que sucede sino porque debemos ser fuertes durante un tiempo muy largo. Creo que es verdad. Creo que duele más saber que la cuesta arriba va a ser interminable, y lo único que nos consuela es pensar en el final y en que por el camino quizá encontremos y tengamos personas y experiencias maravillosas y enriquecedoras. Pero ¿cuál es el final? Además, cuando algo llega al final quiere decir que se termina. ¿Qué es lo que termina? ¿El sufrimiento? ¿La pesada carga sobre los hombros? ¿La vida? 
Porque en este caso.. ¿estamos aguantando hasta el final consolándonos con el fin?

La verdad que cada persona debe tener sus motivos para seguir adelante cuando se le presentan obstáculos y ''la vida'' le pone aprueba. Lo escribo entrecomillado porque nadie está poniendo a prueba a nadie, simplemente las cosas suceden así y ya está. Merecidas o no, la mayoría del tiempo no tiene sentido buscarle una explicación porque esta no existe. Pero bueno, lo que en realidad quiero decir es que alguien me enseño una vez que hay que levantarse para continuar, hay que soportar cambios y poner la mejor cara a uno mismo, ser realista y no perder la esperanza. Porque solo hay que abrazarse a quien te abrace. Y no hay más.

martes, 12 de julio de 2011

Debe de ser por la lluvia.

Obviaba cada palabra o cada gesto siempre que podía. Obviaba la situación y se maldecía por las circunstancias. Necesitaba algo, algo que hiciese que resurgiera de sus cenizas pero por más que pensaba no encontraba ni una palabra, ni  ningún hecho, ni nada que derritiese el hielo y la escarcha que se había formado alrededor de todo y que hacía que patinase una y otra y otra vez, sobre el mismo suelo.
''Esto no está bien'', solía pensar. Pero muy pocas cosas lo estaban. 
Malas rachas lo llamaban. Que las desgracias nunca vienen solas o cosas por el estilo, pero le daba igual. ¿Que se solucionaba poniéndole nombre a las cosas? Solo era una forma de descripción, una forma de nombrar algo que, la verdad, seguía igual.
Se solía tomar a pies juntillas eso de Al mal tiempo, buena cara. Si, muy bien. Estaba bien para un rato pero el optimismo se le terminaba y el yunque del pecho se hundía por momentos, se incrustaba tanto que apesar de los esfuerzos de muchos por levantarlo..era imposible. Solo lograban mantenerlo un poco menos pesado por algunos instantes y luego.. volvía a su posición inicial. Tendría ya la mitad de costillas rotas más o menos. Y un par de kilos menos. Era muy cansado andar todo el día con ese enorme peso encima y no era su deporte favorito. Hubiese preferido correr o andar en bicicleta. 
Pero era lo que tocaba. Al menos de momento.

Tiempo después se dio cuenta que todos esos sentimientos que ensuciaban y manchaban lo que tocaban seguían ahí y comenzaba a convivir con ellos. Pero los bonitos, los cálidos, los sentimientos que algunos llamaban ''de amor'' se iban disipando. Había días que incluso ni dolía. Eso hacía que sonriese y que se dejase abrazar sin temor a deshacerse o romperse.
Pero le asustaba. Esta sensación nueva de vacío asustaba tanto que escocía en la garganta y picaba en los ojos. Por eso le gustaba mojarse. Duchas, piscina, el mar... Eso hacía que su agua y la del mundo se fundiese y no se notase nada.
Solo conseguía darle vueltas a una cuestión. Y no confesaría jamás que se había olvidado de querer. Que se estaba olvidando de muchas sensaciones. Que la tormenta era de arena y no de algodones, y la arena, finísima siempre, se le escurría por los dedos y le entraba por la boca. Hasta los pulmones.
Se estaba secando todo aquello que un día abrazaba. Estaba desatendiendo su tarea, esa en la que había puesto tanto cariño y primor. 
No le gustaba dejar de sentir. Por que entonces... entonces ocurriría lo de siempre. Que se olvidaría de todo y el tiempo hubiese sido en vano.

sábado, 4 de junio de 2011

Unknown.

I pack my case.
I check my face.
I look a little bit older.
I look a little bit colder.
With one deep breath,
and one big step,
I move a little bit closer.


I said my heart,
it don’t beat,
it don’t beat the way it used to
and my eyes don’t recognize you no more.
And my lips, they don’t kiss,
they don’t kiss the way they used to,
and my eyes don’t recognize you no more.

For reasons unknown.

viernes, 3 de junio de 2011

Quinientos latidos por minuto.


No ha llegado aún y ya echo de menos la S. Negra y obligarte a subir a esas atracciones montadas en dos días. Compartir mojitos enormes con muchísima lima y algodón de azúcar. Coger un empacho enorme de guarrerías y pasear demasiado lejos porque lo ideal sería habernos fundido.
Volver hasta el coche y bajar el volumen de la música para poder hablar o por el contrario subirlo mucho y deleitarte con mi voz de niña pequeña berreando Dorian, Oasis, Pereza, Quique o alguna canción de hace mucho que suene en la radio. Llegar a casa cansadísimos y dejar mi bolso por el suelo, revolver la habitación y tú siempre detrás ordenándolo todo. Todo en orden fuera del corazón, todo en desorden dentro.
Más patas arriba que nunca y con más escarcha de la que uno se puede imaginar.
Me estoy alejando cada vez más. Y ahora estoy en el tren. Y te escribo a pesar de que sé que sólo quedará para mí, para mi recuerdo. Y me sigo alejando, me voy lejos porque no soporto la duda, porque no soporto estar dividida en dos. Porque soy incapaz de recomponer(me), de encontrar las piezas que faltan del puzzle que una y otra vez volvía a empezar.
El cine de casi todas las semanas, o lo miércoles de manicomio con comida a domicilio. Y los revolcones de la playa que nunca te dejaba llevar a cabo. Partidas de cartas. Estrellas y abrazos. Marcas de biquini. Velas y McDonalds. El coche y los cristales empañados. Eso, eso muchísimo.

Así que aquí estoy, marchándome para quién sabe cuánto tiempo. Igual ni siquiera vuelvo a ser la misma de hace unos años. O de hace unos meses. Igual solo soy yo al cuadrado o al cubo. O elevado a un millón de pedacitos gélidos echando de menos átomos inalcanzables. Supernovas en el espacio que únicamente se encontraban en mi cabeza (o en mi pecho, que sube y baja vertiginosamente)

martes, 31 de mayo de 2011


A veces.. A veces no encuentro el momento adecuado. Ni las palabras correctas. A veces me equivoco, como todos. A veces dudo. Dudo de si será apropiado determinado comportamiento o determinada frase.
Pero, la verdad, existen situaciones en las que si se cien por cien que es lo humano, lo que hay que hacer a pesar de todo el dolor o de todo el orgullo o de toda la rabia que tenga dentro.
Pero debe ser que quizá yo sea extraña, o que haya cerebros que no lo entiendan. Aunque cuando un 95% de personas coincide con aquello en lo que creo... es difícil dejar lugar a la duda. 
Es difícil ser consciente de la crueldad de algunas personas. De la frialdad. Del egoísmo.

Hay días y días. Y situaciones y situaciones. Hay veces que debes mantenerte firme a tus palabras y hay veces que debes tragártelas por molesto que sea. Porque la magnitud de los hechos ha superado lítmites insospechados. Porque personas que creías lejanas son las más cercanas, las más coherentes, las más alentadoras.. Y, desgraciadamente, observas en ese mismo momento, como hay otras muchas con las que te habías equivocado desde el principio. 

Como jode, como pica y como escuece que cuando un problema es de dos, y ese problema determina el futuro de al menos de uno de los implicados, el que quizá menos juega y menos pierde es quién empuja pendiente abajo al otro. 
Me habría gustado equivocarme. Me habría gustado de veras.

(Aunque por otra parte, quizá lo más adecuado es que no sepas hasta que llegue el momento lo que ocurre. Seguramente mantenerte al margen y desinformado hasta que llegue el día, haga que el daño sea menor. Lo que te quiero decir es que.. pasa factura lo mires por donde lo mires y cuando quieras ayudar, no podrás porque será físicamente imposible. Pero aunque cierres los ojos, seguirá pesando)

jueves, 19 de mayo de 2011

My immortal.

Parece increíble la capacidad de regeneración de la mente humana. El cerebro borra y suprime recuerdos a su antojo.
A veces, incluso modifica nuestros recuerdos. Tergiversa el presente. Nos hace ver lo que estamos preparados para ver. 
Todo está ahí arriba. Todo nace y muere ahí dentro.

Tristeza. Miedo. Dolor. Impotencia.
Todo eso siento a la vez y todo eso dejo de sentir cuando consigo dejar la mente en blanco. Cuando logro desaparecer por unos instantes del mundo. 
Primero los pies, siento como las puntas de mis dedos comienzan a cosquillear y se desdibujan. Luego sube hasta mis rodillas y mis muslos. Hasta que toda mi parte inferior del cuerpo ha desaparecido. Mi tronco, mis brazos, mis manos y mi pelo. No están. Los borro y desaparezco por unos segundos.

Pero luego llegas tú.

jueves, 5 de mayo de 2011

Siete vidas tiene un gato.


Es complicado encontrar tu camino. Es extremadamente difícil tomar las riendas y sincerarse con uno mismo y es completamente imposible saber si a pesar de todo, tus decisiones serán las correctas.
Realmente poco más me queda por decir. Creo que se me han acabado las palabras y mi paciencia se encuentra al límite. Mis fuerzas aún dan para un rato, pero quizá me pidan un descanso ya que todo el mundo necesita un respiro.
Aspiro grandes bocanadas de humo y admiro la manera que tengo de dejarme llevar. De saber lo que está bien y lo que está mal y aún así, no importarme. O simplemente hacer que no me importe.
Dejar que me arañe un poco más el corazón ha dejado de tener gracia. Pero
eso ya no tiene sentido. Mis prioridades están confusas a pesar de que mis objetivos son claros.
Y estoy exhausta de tanta hipocresía y engaño, de tanto palabreo que solo deja sabor amargo y de actos endebles que se deshidratan.


Me ahogo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Saltos finitos.

Mirando atrás, he descubierto que tan sólo soy una continuación de lo que iba quedando.
La segunda o la tercera o la octava parte de la saga.
Mi necesidad por hacer entender determinadas cosas era insaciable.. tal y como sigue siendo ahora. Me he esforzado durante tanto tiempo en hacer comprender, en intentar crear sensaciones mediante mis palabras, que cuando escribo ahora, después de tantos momentos que parece que han cambiado las cosas, veo que no ha cambiado nada. Aparentemente.
Y digo aparentemente porque el punto exacto en el que me encuentro es indefinido. Tiene nombre pero no lugar. 
Quizá no sea la primera vez que me sienta perdida entre dos universos paralelos. Ni tampoco la última.
Quizá tampoco sea la primera vez que siento que no es mi vida, que no soy yo y que la que ve, oye y siente lo que está ocurriendo es otra persona. O soy yo viéndome desde otro cuerpo.

Puede que infinidad de momentos sean irreversibles, como los sentimientos, o puede que solo necesite un poco de tiempo para curar el desgaste emocional que ha supuesto. Mis brazos están cansados y mis piernas no quieren correr hacia ninguna parte.
El ser humano es complejo. Y de tanta complejidad solo encuentro simpleza y semejanza.
Como este momento. Puede ser complicado y a la vez tan fácil.
Tan fácil probar y tan difícil acertar...

miércoles, 13 de abril de 2011

Mapaches que se alojan en brazos de suricatos.

No quisiera que esto fuese una despedida. Nada de adioses, ni hasta luegos. Ni siquiera un hasta mañana.
Me gustaría que el tiempo se encogiese hasta entrarme en los bolsillos de tus vaqueros y poder manejarlo a mi antojo. Poder retroceder hasta el momento en el que te miré y supe que lo único que quería era apoyar mi cabeza sobre tu hombro, darte los buenos días con la mejor de mis sonrisas, romper tu tristeza a base de tonterías. Cambiar los días negros por unos color gris clarito.
Te echo muchísimo de menos. No imaginas cuanto. 
Tengo los ojos salados y me cuesta escribir todas estas líneas manteniendo la compostura. El mar, aquel mar del que te hablé aquella vez sigue aquí, intentando salir, empujando una y otra vez. Y yo.. yo quiero que sepas que me muero por ti. Que haría lo que fuera por cambiar todo este remolino de situaciones que ha surgido, subiría descalza al Everest solo por hacer desaparecer el dolor. Tú dolor, mi dolor.
Me pica la garganta. No sabía que supiese hacer nudos marineros con tanta facilidad. Ni que te quisiese tanto a pesar de todo.

El problema es que aún no te has dado cuenta. El problema es que el mecanismo se inició hace ya mucho tiempo atrás y no se puede parar. No se puede cambiar el humo que lo invade todo.
Quisiera poder derribar ese muro que nos ha aislado y meterte en mi espacio personal, agarrarte muy fuerte muy fuerte sin que te des cuenta y no soltarte nunca, pero.. no puedo. 
Quisiera eliminar toda la escarcha y abrazarte, llenar el hueco vacío de tu cama. Quisiera morderte, pelearme, tumbarme con la comida china a deleitarme con Marshall y Lilly. 
Y ya tengo los ojos mojados otra vez. No puedo evitarlo. 

Esto es algo que resulta físicamente imposible y que desafiaría a todas las leyes naturales. Es algo que no se encuentra ahora a mi alcance pero es algo tan... abrumador, terrible, maravilloso. Así somos tú y yo juntos. Así será siempre.
Y siempre tendrás un pequeño huequito en mi mente por el que caminar. Siempre podrás contar conmigo. Siempre estaré para abrazarte.

Teatro. Teatro del bueno como el que nunca ha existido. Teatro con tantas ganas que me duele pensarlo.
Cuídate mucho.

Lyla.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Confesiones II.

A veces, y en la mayoría de los casos, las situaciones, las conversaciones, los viajes, los planes en general,no salen tal y como y habíamos previsto. En ocasiones ni siquiera se acercan ni lo más mínimo a nuestros deseos, a nuestras esperanzas. A aquello con lo que soñábamos. 



Y entonces pienso que he estado perdiendo el tiempo. Que lo he malgastado y que me he equivocado enormemente. Observo a mi alrededor y creo que nada ha merecido la pena. Todo en vano.
Y no solo eso, sino que además de un resultado nulo, he obtenido más de un disgusto, miles de agobios y de quebraderos de cabeza. Y al final no me he llevado nada. Lo ganado en comparación con lo perdido ha sido poco y me da rabia. Me quema, me arden las entrañas pensando en lo injusto que puede llegar a ser el mundo y la vida en general. Y pienso que ya lo sabía que no es nada nuevo, que uno se arriesga y a veces gana y otras pierde. Pero vaya asco que da perder. Sobre todo cuando la que más pierde eres tú y el resto sólo ha salido salpicado, un poco mojado quizás. Pero ya. Nada más.
Y no es por tirar la toalla pero creo que dejaré de intentarlo. Mis opciones son amplias y variadas. Aunque en este momento no las vea y solamente piense que existe una única posibilidad. La que modifica mis circunstancias. La que cambia todo. Al menos ahora. En este instante y hasta dentro de un tiempo. 
Pero así debe de ser si tiene que ser, o al menos eso quiero pensar.. porque estoy muy cansada. Mi cuerpo me pide un parón y mi mente dice que por favor, que es insano, que no. Y el cortocircuito es irreparable. Al igual que el daño. 
Y pienso, joder, pero que rabia. Que mierda. Esa es la palabra: Mierda.