martes, 31 de mayo de 2011


A veces.. A veces no encuentro el momento adecuado. Ni las palabras correctas. A veces me equivoco, como todos. A veces dudo. Dudo de si será apropiado determinado comportamiento o determinada frase.
Pero, la verdad, existen situaciones en las que si se cien por cien que es lo humano, lo que hay que hacer a pesar de todo el dolor o de todo el orgullo o de toda la rabia que tenga dentro.
Pero debe ser que quizá yo sea extraña, o que haya cerebros que no lo entiendan. Aunque cuando un 95% de personas coincide con aquello en lo que creo... es difícil dejar lugar a la duda. 
Es difícil ser consciente de la crueldad de algunas personas. De la frialdad. Del egoísmo.

Hay días y días. Y situaciones y situaciones. Hay veces que debes mantenerte firme a tus palabras y hay veces que debes tragártelas por molesto que sea. Porque la magnitud de los hechos ha superado lítmites insospechados. Porque personas que creías lejanas son las más cercanas, las más coherentes, las más alentadoras.. Y, desgraciadamente, observas en ese mismo momento, como hay otras muchas con las que te habías equivocado desde el principio. 

Como jode, como pica y como escuece que cuando un problema es de dos, y ese problema determina el futuro de al menos de uno de los implicados, el que quizá menos juega y menos pierde es quién empuja pendiente abajo al otro. 
Me habría gustado equivocarme. Me habría gustado de veras.

(Aunque por otra parte, quizá lo más adecuado es que no sepas hasta que llegue el momento lo que ocurre. Seguramente mantenerte al margen y desinformado hasta que llegue el día, haga que el daño sea menor. Lo que te quiero decir es que.. pasa factura lo mires por donde lo mires y cuando quieras ayudar, no podrás porque será físicamente imposible. Pero aunque cierres los ojos, seguirá pesando)

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