martes, 13 de octubre de 2009

Los icebergs se derriten.


Suopongamos que pones en marcha una serie de engranajes. Que mueves la palanca, que activas el detonador. Reflexiona.
Un cambio implica otro cambio y otro y otro. Y así sucesivamente.
Aunque desees no moverte, aunque decidas no hacer nada, indirectamente estás haciéndolo. Hacer nada implica hacer algo.

Pero,¿y si mañana todo terminara?
Hablo de un final absoluto y definitivo.
Si ya no hubiese marcha atrás, si las decisiones, las palabras, los actos llevados a cabo diesen lugar a hechos irrevocables.
Entonces ¿qué? ¿Que harías?
El pasado es inalterable. A veces incluso el presente, lo que está sucediendo en este mismo instante, es irreversible. Pero no somos conscientes de ello, no pensamos que ciertas cosas puedan ocurrirnos.
Hasta que ocurren.
Y ahí viene la explosión final.

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