viernes, 2 de octubre de 2009

Corazones congelados. Miedo a las alturas.


No sé, puede que este cambio de actitud se deba a que se me va encogiendo poco a poco el corazón, hasta quedarse helado. Tal y cómo tú dices que soy: Fría, helada. Cómo un témpano.
Pero me doy cuenta de que no soy así; tú me haces así.
Tú me conviertes en corazón helado y yo me dejo convertir.
Pero ahora,.. Ahora es distinto, siento que algo ha cambiado, y no son mis sentimientos, no.
Por supuesto que siguen acelerándose mis pulsaciones cada vez que paso y te miro, pero sin embargo, ya no me siento culpable. Se que te adoro y que realmete me arrepiento de todo aquello que hice mal. Pero estoy tranquila, mi conciencia está tranquila porque sabe que no soy la única culpable, sólo una fugitiva más.
Ya no tienen tanta importancia esos comentarios en forma de flechas envenenadas que lanzas con intención de hacer daño. No tiene tanta importancia tampoco los constantes ataques con el propósito de echar en cara fallos o defectos humanos.
¿Sabes qué? Lo único qe has hecho es dedicarte a congelarme y romperme.
Pero me creaste ese pequeño gran escudo protector (casi) impenetrable. Enhorabuena, has logrado llegar a mi núcleo y modificar parcialmente una parte.
Ahora ya no es cómo antes, que sentía como la lluvia me calaba hasta los huesos, tanto que dolía (es verdad lo que dice la canción). Ahora el chaparrón cae, y las gotitas de dolor, esos dardos envenenados, ruedan y resbalan por mi piel yendo a parar al suelo.

Y pienso entonces, que quizá sea verdad lo que Lara me había dicho: Seguiré contando granos e arena hasta que se agote la paciencia, o hasta que se me cierren los ojos del cansancio.
¿Será verdad que el final está cerca? ¿O será el resultado de tanto desgaste sentimental interno?
Y si así es, ¿Cuánto mas voy a aguantar?

De momento mi ''corazón'' sigue en el congelador de la azotea. Puede que nunca estés a la altura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escalones