martes, 15 de septiembre de 2009

Soy un copo de nieve.


Y aquí sigue lloviendo. Observa como el cielo llora agua impura. Contaminada por toda esta mierda, por todos nosotros.


Me gusta el otoño, y el crujir de las hojas bajo mis pies. Y el invierno con sus lucecitas, sus abrigos y bufandas. Aunque aquí, en la costa, nunca nieva. Y me gustaría que nevase, y que la playa quedase blanca y que nadie bajase a tocar la nieve, que nadie dejase huellas. Pero sería imposible no intentar hacerse con un par de copos tan.. puros, delicados, tan helados.
Tan helados y frágiles como yo. Sí, eso me decías, que era fría. Pero me tocabas y me derretía, como un copo de hielo, de nieve. Bastaba con tenerme un segundo entre tus manos y me deshacía en agua que se te escurría de las manos y por los bordes de la mesa. Intentabas recogerme pero yo era sólida y después me volvía líquida. Y se te escapaba a tu control. Y te enfadabas. Yo no tenía la culpa de ser un copo de nieve y de que tú fueses infierno.
Incompatibilidad dijo alguien una vez.


Y aquí sigue lloviendo.. Y yo sigo siendo agua.

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