lunes, 13 de julio de 2009

Smoking in my bed, please.





Levantó a vista. Amanecía en Londres.
Despacio y sin hacer ruido se levantó y sacó un vaquero del armario del rincón.
Se acordó de las noches en la buhardilla, con tabaco y fotografías, con restos de alguna fiesta.
Había cambiado la ciudad, el paisaje, la vivienda. Incluso él había cambiado.
Pero ahí seguía ella. Siempre ella. Consu curiosa mirada y sus ganas de saber todo, con su capacidad de fascinarse continuamente, incluso con las mismas cosas, con sus manías, sus constantes porqués, su forma de sonreír o su manera de engancharse a tu brazo.
Te dejaba escoger y se dejaba sorprender.
Ella, ella, ella. ¿Por que ella?
No era bonita, era preciosa. Incluso cuando se enfadaba estaba guapa. Hasta recién levantada podías quererla.
Podía describirla físicamente con los ojos cerrados. Podía decir su comida favorita, su color, a que olía ella y su pelo, que era lo que mas le gustaba.
Te envolvía; te hacía subir y bajar, como en una montaña rusa.
¿Por qué? - Se volvió a preguntar.

..porque es ella.


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